El legado de Toni Morrison como autora pionera, la primera mujer negra en ganar el Premio Nobel de Literatura, sigue inspirando a generaciones de escritores. Su obra, que combina a la perfección temas de raza, identidad y humanidad, ha abierto el camino a nuevas voces que desafían el statu quo y ofrecen nuevas perspectivas sobre la experiencia negra. En este blog exploraremos cómo la influencia de Morrison perdura en las obras de autores contemporáneos como Irenosen Okojie y Alexis Pauline Gumbs, que continúan su tradición de narración compleja y profundamente emocional.
Nacida el 18 de febrero de 1931, la trayectoria de Morrison es tan extraordinaria como su obra. Asistió a la Universidad Howard porque quería formar parte de una institución históricamente negra, y más tarde enseñó allí mientras trabajaba también como editora en Random House. No publicó su primera novela hasta los 39 años, El ojo más azuluna historia que sentaría las bases de una carrera marcada por profundos relatos sobre la raza, la identidad y la humanidad.
El primer libro de Morrison que leí fue Que Dios ayude al niñopublicado en 2015, aunque originalmente tenía el título provisional de La ira de los niños. Esta novela explora la relación entre Bride y su madre, Sweetness, y cómo el colorismo afectó profundamente a la vida de ambas. Es una reflexión sobre los efectos interiorizados del racismo y la misoginia, que mezcla el realismo mágico con una punzante crítica social. El uso que hace Morrison de imágenes impactantes, como la infantilización del cuerpo de Bride a medida que pierde los pechos y se le curan los piercings de las orejas, subraya los temas de identidad y autoaceptación de la novela. La historia es una exploración magistral de hasta dónde llegamos para buscar la validación y el afecto de quienes amamos, incluso cuando ese amor es condicional o destructivo.
El impacto de Morrison en la literatura, sobre todo para las mujeres negras, es innegable. Las mujeres negras siempre han sido parte integrante de la narrativa, a pesar de que a menudo han sido borradas de los relatos dominantes. La obra de Morrison nos recuerda esta verdad, ofreciendo ternura mezclada con justa ira, relaciones complejas y un arte en la escritura que sigue influyendo en el mundo literario. Hoy me gustaría compartir dos libros que, en mi opinión, continúan el legado de Morrison de narración y emociones matizadas.
El primer libro es Nudibranquio de Irenosen Okojie, escritor nacido en Nigeria y residente en Inglaterra. Esta colección de relatos, galardonada con el prestigioso Premio AKO Caine de literatura africana, lleva a los lectores a una montaña rusa emocional en la que se mezclan el humor y la extravagancia con momentos de intensidad, violencia y belleza. Las historias de Okojie a menudo desafían el tiempo lineal, con el pasado y el presente coexistiendo, y los cuerpos de sus personajes a veces transformándose en caramelos o animales. Es una experiencia surrealista y profundamente sensorial, escrita con una magistral atención al detalle que sumerge al lector en un mundo onírico.
Una de mis historias favoritas de la colección es Punto y trinoque sigue a dos jóvenes universitarios en lo que comienza como una excursión casual de paintball, pero que rápidamente se convierte en algo mucho más oscuro. La habilidad de Okojie para navegar entre lo lúdico y lo oscuro recuerda a la destreza de Morrison para entretejer complejas texturas emocionales en su obra.
El segundo libro, Undrowned: Lecciones feministas negras de los mamíferos marinos de Alexis Pauline Gumbs, ofrece una lectura completamente distinta pero igualmente sugerente. Gumbs es doctora en inglés, estudios africanos y afroamericanos y estudios sobre la mujer y el género por la Universidad de Duke. También es nieta de Lydia Gumbs, que diseñó la bandera de Anguila durante la revolución de 1967 contra los británicos.
Sin ahogar comenzó como una serie de publicaciones en las redes sociales durante los primeros días del bloqueo de COVID-19. En él, Gumbs reflexiona sobre cómo la ciencia y el derecho occidentales imponen a menudo marcos racistas, sexistas y coloniales a las estructuras de la vida marina que reflejan la opresión a la que se enfrentan las comunidades humanas marginadas. Desde esta óptica única, Gumbs desarrolla meditaciones sobre prácticas como respirar, recordar y colaborar, todas ellas arraigadas en los comportamientos de los mamíferos marinos. Cada sección combina la observación científica con la reflexión filosófica, abordando temas urgentes como la justicia climática y los movimientos anticoloniales.
El libro está escrito en un tono tierno, casi meditativo, que lo convierte en una lectura tranquilizadora pero que invita a la reflexión. Gumbs plantea preguntas profundas como: "¿Cuál es la relación entre las prácticas circulares de alimentación colectiva de las mantarrayas y la historia diaspórica negra de las cooperativas?". Este es el tipo de preguntas que permanecen en el lector mucho después de pasar la última página, al igual que la propia obra de Morrison.
Ambos Nudibranquio y Sin ahogar llevan adelante el legado de Toni Morrison ofreciendo historias llenas de matices y capas ricas que nos desafían a reflexionar profundamente sobre la identidad, la comunidad y los sistemas que conforman nuestras vidas. La obra de Morrison sigue inspirando a escritores de todo el mundo, sobre todo a mujeres negras que, como ella, aportan ternura y una justificada rabia a sus historias. Al centrarse en sus experiencias, estas escritoras no sólo participan en la literatura, sino que le dan nueva forma.
Y al hacerlo, nos recuerdan el poder de las historias para reflejar nuestras verdades más profundas e imaginar nuevas posibilidades para el futuro.