¿Quién fue Stormé DeLarverie? Su historia a menudo se pasa por alto o se olvida en los relatos históricos dominantes. Sin embargo, fue una figura increíblemente influyente e inspiradora en el movimiento por los derechos de las personas queer, especialmente durante los sucesos que rodearon los disturbios de Stonewall el 28 de junio de 1969. Gran parte de su vida sigue estando poco documentada o tergiversada, pero lo que sabemos revela un poderoso legado de resistencia, identidad y activismo. En este artículo, pretendemos compartir todo lo que podamos sobre este notable icono queer y sus perdurables contribuciones al movimiento LGBTQIA+ en la década de 1960 y más allá.
Stormé DeLarverie nació el 24 de diciembre de 1920. Fue una niña mestiza criada por una familia adoptiva durante sus primeros años. Su infancia estuvo marcada por el desconocimiento de sus padres biológicos y por numerosos problemas, como experiencias de violencia, homofobia y agresiones sexuales. A pesar de estas dificultades, Stormé fue una figura de resiliencia. A lo largo de su vida, se reinventó continuamente. En sus primeros años, era conocida por varios nombres, entre ellos "Stormy Dale". Con el tiempo, se convirtió en Stormé DeLarverie, la legendaria drag king y activista que hoy recordamos.
Mantuvo una larga relación sentimental con su compañera Diana, con la que estuvo unida 26 años. Diana falleció poco después de los disturbios de Stonewall, y su muerte marcó un periodo de transformación en la vida de Stormé. A partir de ese momento, Stormé abrazó plenamente su identidad como protectora, intérprete y activista de la comunidad queer.
En cuanto a la identidad de género, Stormé DeLarverie era considerada no binaria por muchos, aunque el lenguaje en torno al género estaba mucho menos desarrollado en aquella época. Cuando le preguntaban qué pronombres prefería, Stormé solía responder que podían usar los que les resultaran más cómodos. Rechazaba la idea de estar confinada por roles de género rígidos o expectativas sociales, lo que en sí mismo era una poderosa forma de desafío.
Antes de ser conocida por su papel en los disturbios de Stonewall, Stormé ya se había hecho un nombre como drag y cantante de la Jewel Box Revue, la primera compañía de drag racialmente integrada de Norteamérica. Sus actuaciones desafiaban a menudo las normas de género, especialmente a través de su moda andrógina, en la que vestía atuendos masculinos e inspiró a innumerables lesbianas de Nueva York a adoptar estilos no conformistas con el género. Se convirtió en una especie de icono cultural y de la moda en los círculos queer.
Stormé también estaba profundamente comprometida con la protección de los miembros vulnerables de la comunidad LGBTQ+. Tras abandonar el mundo del espectáculo, trabajó como guardaespaldas, velando por la seguridad de los jóvenes homosexuales y las personas marginadas, sobre todo en los bares LGBTQ+ y sus alrededores. Su presencia física y su intrepidez le granjearon la reputación de protectora vigilante, alguien que creaba espacios más seguros allá donde iba. Durante el día, incluso trabajaba como vigilante para familias adineradas con el fin de mantenerse económicamente.
Durante los disturbios de Stonewall, Stormé estaba presente en el Stonewall Inn cuando la policía empezó a acosar a empleados y clientes, alegando infracciones de la licencia de bebidas alcohólicas y de las leyes sobre "travestismo". Algunos relatos afirman que Stormé dio el primer puñetazo que desencadenó la revuelta, aunque esto nunca se ha confirmado definitivamente. Lo que sí es cierto es que se defendió ferozmente, resistiendo físicamente la violencia policial y, al hacerlo, impulsando a otros a actuar. Los agentes la golpearon durante los disturbios, pero sobrevivió y continuó con su activismo. Diera o no el primer puñetazo, la presencia de Stormé en Stonewall consolidó su papel como símbolo perdurable de la historia LGBTQIA+.
Este breve relato apenas araña la superficie de su increíble vida, pero al contarlo esperamos honrar su memoria y arrojar luz sobre la importancia de su legado. Stormé DeLarverie no fue sólo una drag y activista, fue una fuerza revolucionaria que ayudó a dar forma al movimiento por los derechos de los queer e inspiró a generaciones venideras. Su historia merece ser conocida, compartida y celebrada.